Y aunque la
expresión pueda sonar mal, es justo lo que pensé hace un par de días mientras
freía un huevo en la sartén. Y no era un
huevo cualquiera, se trataba de un auténtico huevo de corral. Pude sobrevivir
de milagro a las continuas explosiones que se iban sucediendo en la sartén, no
puedo decir lo mismo de la cocina.
Encimera, suelo, armarios, campana extractora, incluso el techo tenía gotas de
aceite de alta velocidad (cómo diría Grissom en CSI) y fragmentos de metralla (digamos
que del huevo sólo me pude comer la yema).
Establecí un perímetro de seguridad
de un metro aproximadamente, que sólo traspasé en dos ocasiones, para apagar el
fuego y para retirar la sartén de la vitro.
He indagado un poco
para hallar las causas de lo ocurrido ya que nunca antes me había pasado nada de estas dimensiones. Lo
primero que hice es acudir a la principal fuente de sapiencia, no se trata de la wikipedia, sino de mi querida mamá. Lo primero
que me dijo es que debía haber tenido a mano una tapadera para la sartén (cosas
obvias pero si nadie te las dice.... pues no caes¡¡), lo segundo es que el
huevo debía tener exceso de agua. Para complementar estos datos, busqué información adicional por la red y que adjunto por si fuera de interés. Parece que otras
causas pueden ser:
- Que estuvieran los huevos demasiado fríos cuando se echaron al aceite (¡puede ser porque fue sacarlos de la nevera y freírlos¡).
- Una excesiva temperatura en el aceite (¡puede ser porque el aceite humeaba bastante¡).
- Haber echado la sal en el momento de freír (¡también había echado sal¡).
(una información de
última hora apunta a un exceso de calcio en las gallinas y por ende, en el
huevo). Cómo dije antes, era un huevo de corral, por lo que también estarían ricos
en calcio por las piedras y todas las cosas que la gallina picara del campo.
En fin, leyendo
estos datos sólo puedo decir que lo hice todo mal y que pasó lo que tenía que
pasar.
Sea como fuere, para
futuros huevos recomiendo tener a mano una tapadera para la sartén y adquirir
un traje de éstos para superar cualquier incidente o peligro.
(Esta entrada se la
dedico a mi hermana por las veces que la ví luchar contra un huevo rebelde, cual espadachín de la edad
media, con una espumadera en mano).
Autor: Miguel Ángel Santos Hidalgo
... Y cuántas veces me he acordado de Buda, cuando el aceite saltaba hacia manos, brazos y piernas... ¿y porqué no lo hacía hacia la ropa?...
ResponderEliminarS
eguro que la explicación, está dentro de las Leyes recopiladas por el tal Murphy... :-)
Gracias por este ratito en el que la sonrisa no se ha desdibujado de la cara.
Abrazo y felicidades por el Blog !!!
Yo creo que la lucha se debía más a la inexperiencia que a otra cosa, que ya sabes que entonces y casi también ahora no hacía en ese campo ni el huevo, nunca mejor dicho.
ResponderEliminarBueno, pues espero que este blog en su apartado "recetas de supervivencia" te de alguna pista...Ya sabes el dicho, el "hábito hizo al monje", en tu caso podría ser "la necesidad hizo a la cocinera". Tu lo haces todo bien¡. I love you
Eliminar