Quizás esta es la parte de Berlín que más me ha impresionado, y la que más emociones ha despertado en mi interior.
Ver esos restos de los 3,6 metros de altura, el reborde al final de cada bloque de hormigón para impedir que la gente escalara, leer las pequeñas historias impresas en algunos tramos; es imposible no pensar cómo sería la vida cotidiana en esta ciudad no hace mucho tiempo, y no sentir una gran tristeza.
Esta "galería" de arte se ha convertido en un espacio de ocio para los berlineses y turistas en general, de visita obligada.
Los muros se han pintado por uno de sus lados, apoyando la libertad y los derechos humanos.
© Miguel Ángel Santos Hidalgo©
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