Desde Congostrina, pueblo donde todos sus habitantes te hablan como si te conocieran de toda la vida. Pueblo pequeño, sin ninguna tienda, de hecho, ni se oyen los clásicos claxon del pescadero, carnicero, panadero...
Te quedan ganas de volver, echar en una mochila un bollo de pan, un trozo de queso, colgarte una bota llena de buen vino, unas rosquillas y un termo con un poco de café con leche, salir de casa al amanecer y regresar al caer la tarde.
Lugar: Congostrina (Guadalajara)
Fotógrafo: Miguel Ángel Santos Hidalgo
Saludos.
Miguel, te recomiendo, visto tus gustos, entonces, una visita a Navajún (La Rioja). Para más información, viernes bajo el árbol, o caminata con Esther hacia el colegio. Jejeje.
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